Emulación: un mal beneficioso

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La emulación es según la RAE (Real Academia Española de la lengua), la acción de imitar las acciones de otro procurando igualarlas e incluso excederlas. En el mundo de los videojuegos es una actividad muy asentada pese a su ilegalidad, ya que estamos usando una IP de una empresa X sin su «consentimiento», siendo éste la compra de una consola Y y el juego emulado. Pero, ¿es realmente dañina la emulación?

Es cierto que, desde el prisma empresarial, los jugadores que emulan juegos creados por la compañía, están pirateando tu IP (propiedad intelectual), por lo que, en base, estás perdiendo dinero porque no compran tu juego. Por otra parte, desde el punto de vista de una jugador medio, con un poder adquisitivo medio, la emulación nos abre una abanico de posibilidades y la posibilidad de volver a jugar a juegos que hoy en día están más que descatalogados. Ejemplos no faltan. Los juegos clásicos de Pokemon que no han tenido remake, los Metroid, Castlevania, etc. y, gracias a los emuladores y las ROM’s de juegos que podemos encontrar por internet.

Personalmente, soy partidario de la emulación por una simple razón: los videojuegos son caros. Muchos de nosotros no tenemos ingresos suficientes para poder disfrutar al máximo de este mundo. Por ello, queremos probar juegos antes de hacer un desembolso grande, comprarnos un juego de 40€ como mínimo u optar por la compra-venta de juegos de segunda mano. Y ni hablar de jugar a los títulos ya mencionados anteriormente; títulos hoy en día descatalogados. Probad a buscar un juego original de SNES  en formato físico en vuestra tienda de videojuegos habitual. Prácticamente imposible. También es cierto que, hoy en día, las propias compañías han creado una plataforma digital en la que poder jugar a los viejos títulos, pero, por otra parte, cada juego cuesta una media de 60 € y, a la postre, no están todos los títulos que desearíamos.

Volviendo al tema del poder adquisitivo, seamos realistas: la gran mayoría de la comunidad gamer son jóvenes de entre 10-25 años. Teniendo en cuenta este dato, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que, exceptuando el final del ratio de edad mencionado, los jugadores no tienen un poder adquisitivo muy alto. Puede parecer que, a priori, las empresas pierden dinero con la emulación, pero ésta ayuda a que, si al jugador le gusta el juego que ha emulado, llegue a comprarse el juego original en un futuro cuando éste tenga mayor poder adquisitivo. Además, como ya he comentado anteriormente, la inmensa mayoría de juegos emulados, son juegos descatalogados que no repercutirían nada a las empresas desarrolladoras, ya que no crean más juegos para ese formato de juego. Es de sentido común, creo yo. ¿Qué pensáis vosotros?

 

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