
A cada día que pasa, se acerca más y más la fecha de lanzamiento de los nuevos (y primeros) títulos de la franquicia Pokemon en la consola híbrida de Nintendo. Pokemon let’s Go Eevee/Pikachu nos llevará de nuevo a la región de Kanto, en la que solo encontraremos a las primeras 150 criaturas. No obstante, esta no es la primera vuelta a Kanto dentro del universo Pokemon. Allá por el 2004, GameFreak lanzó para la plataforma Game Boy Advance Pokemon Verde Hoja/ Rojo Fuego, remakes de los primeros juegos de la saga.
Estos títulos llevaron a la primera generación los avances conseguidos hasta la fecha. Contaba con gráficos mejorados similares a los vistos en Rubí, Zafiro y Esmeralda; el sexo de las criaturas, que permitió que la guardería no fuera solo un método de subida de nivel, sino que permitía la cría, así como la introducción de las naturalezas. Los sprites de los Pokemon cambiaron de lo hosco y monocromo de Azul y Rojo a unos sprites más pulidos y con una paleta de colores más vistosa y distinta. Del mismo modo, mejoraron la IA y los controles, adecuándolos a los nuevos tiempos.
Introdujeron del mismo modo más historia. Tras ganar la medalla del Gimnasio de Isla Canela, Bill aparecería para llevarnos a un conjunto de Islas llamadas Islas Sete, de las que solo podíamos acceder a tres en un principio (Isla Prima, Secunda y Tera). En ellas, GameFreak introdujo un arco de historia que traumatizó a más de uno e hizo que muchos otros recordaran uno de los Creepypasta más famosos basados en Pokemon: nuestro personaje debía ir al Bosque Baya a salvar a una niña pequeña, llamada Pedrita, de las garras de un Hypno. Pero era tras completar la Liga Pokemon cuando el Postgame cobraba especial relevancia. Volviendo a las Islas Sete, podíamos viajar a las islas restantes ( Isla Cuarta, Quinta, Sexta y Setima), lugares donde podíamos encontrar a los Pokemon de la 2ª y 3ª generación.
Y como olvidar la Cueva Celeste, a la que solo podíamos acceder tras completar la Liga y en la cual nos esperaba Mewtwo, un ser creado artificialmente por los humanos a partir del ADN del Pokemon singular Mew que, aún hoy día, no puede ser capturado en estado salvaje sin recurrir a trucos o aprovechando los Bug o fallos de programación de los juegos (sobre todo si hablamos de la 1ª generación, en la que se podía incluso pescar Magikarps en las estatuas de los Gimnasios).
¿Recomiendo que juguéis a estos dos títulos? Definitivamente sí. No obstante, existe un problema: hoy por hoy el juego está descatalogado, no obstante, podéis descargarlo en un emulador en vuestro smartphone o bien pedirlo por Amazon por unos 23 € aproximadamente. Hasta a próxima.
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