Ya basta

Ya estoy harto. Harto de que se culpe a los videojuegos de los males del Mundo y concretamente, de la violencia tras los horribles atentados de los últimos días en Dayton, Ohio, y en El Paso en el que dos jóvenes uno de 24 y otro de 21 años irrumpieron arma en mano en plena calle y en un centro comercial respectivamente, mataron a 22 y 9 personas e hirieron a otras muchas personas.

Pese a que la policía ha calificado estos hechos como crímenes de odio, pues se filtraron sendos comunicados culpando a los hispanos de los males de la sociedad estadounidense, algunos han extrapolado esta escalada de la violencia no a ese odio racial, sino a los videojuegos bajo el Hashtag videogamesaretoblame y el Partido Republicano, actualmente en el Poder bajo el mando del siempre polémico Donald Trump, han contribuido a ello.

El odio a los videojuegos no es algo nuevo de hoy día, sino que viene de lejos. Ya desde los inicios de las consolas, allá por 1972 con el mítico Pong, considerado el primer videojuego que pudo jugarse fuera de las recreativas, los mas mayores ya los consideraban una pérdida de tiempo. Tampoco ayudó a su aceptación por el público que algunas creencias religiosas los demonizaran, ¿quién no ha visto el vídeo del Pastor Evangelista Josue Yrion sobre Pokemon o «Pokimon» como él los llama?

Pero si existe un argumento muy manido sobre por qué los videojuegos son la principal causa de la violencia es que, juegos como Grand Theft Auto o el mítico Bully de Play Station 2 banalizan la violencia. Y sí, es innegable que juegos como los mencionados basan su progresión en una escalada de violencia, pero ello no implica que aquel que los juegue extrapole lo que suceda dentro de éste a la realidad.

Del mismo modo que se utiliza este absurdo argumento, también se puede utilizar para criticar el mundo del futbol (Soccer si eres norteamericano), ya que como cierto sector de la afición se muelen a palos unos con otros por pertenecer al equipo rival. Por ende, como cierto sector de la afición se muelen a palos, el futbol hace que la gente sea más violenta.

Seamos francos, El mero hecho de que un energúmeno haya realizado un crimen, ya sea una matanza, un asesinato o una violación, solo implica una cosa: que jugaba a videojuegos. No existe relación alguna, solo la que ciertos sectores casposos de la sociedad utilizan para demonizar una afición banal, que no hace daño a nadie. El problema viene cuando este energúmeno tiene un claro problema psiquiátrico y decide extrapolar dicha violencia de la ficción a la realidad.

Vuestros hermanos, hermanas o amigos son la clara prueba de ello. Estoy convencido de que, si no la práctica totalidad un 90% de ellos, juegan o han jugado alguna vez a un videojuego (Sí, el Candy Crush también cuenta como videojuego). Por poner un ejemplo sencillo, alguien cuerdo que juega asiduamente a Assassin’s Creed no va por la ciudad encapuchado, haciendo Parkour con un cuchillo bajo la manga.

¿A dónde quiero llegar? A que no son los videojuegos los culpables de estas atrocidades, sino los problemas de los autores de dichas atrocidades y la facilidad de conseguir un arsenal de guerra los causantes, no una simple afición. En el caso de los últimos atentados, parece ser que este ataque a los videojuegos no es sino un intento de cortina de humo para alejar la controversia del verdadero problema que tiene Estados Unidos: la venta masiva de armas de fuego.

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