Honor, Lealtad y Justicia son los tres pilares fundamentales del tema que hoy nos ocupa, el Bushido, el Camino del Guerrero. Este código ético fue el utilizado por el caballero nipón por antonomasia, el Samurai.
No obstante, antes de profundizar más en los preceptos rectores de la vida de un samurai, debemos tener en cuenta que la imagen que tenemos actualmente de los samurai, es una imagen romantizada de los mismos. Debemos tener en cuenta que estos guerreros se debían a un señor feudal y que, en muchos casos, ellos mismos eran señores feudales, con todo lo malo que ello conlleva: creencia de ser superiores a los demás, esclavitud y servidumbre del pueblo llano, etc.
Dicho esto empecemos por definir qué es el Bushido. El camino del guerrero es la forma de vida que elegían la mayoría de samurai. En sus raíces encontramos retazos de creencias religiosas y filosóficas como el Budismo, el Confucianismo o el Zen. Fue en 1716 cuando el samurai Yamamoto Tsunetomo plasmó en su libro Hagakure, los 7 preceptos que debían regir la vida de todo samurai. Huelga decir que desde su aparición allá por el año 860 hasta el momento de la escritura del Hagakure, los preceptos se fueron adaptando a la realidad del Japón del momento.
Estos 7 preceptos, aunque anticuados, aun pueden aplicarse en el día a día. En negrita y cursiva está resaltada esta posible aplicación. Lo mismo pasa con lo escrito por el filósofo y estratega chino Sun Tsu en su «Arte de la Guerra«. Estos preceptos eran:
- Gi (Justicia): Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia. Para un auténtico samurái no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia. Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.
- Rei (Respeto, Cortesía): Los samuráis no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurái es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales. Un samurái recibe respeto no sólo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurái se vuelve evidente en tiempos de apuros.
- Yu (Coraje): Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir. Un samurái debe tener valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte. Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.
- Meyio (Honor): El auténtico samurái solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quien eres en realidad. No puedes ocultarte de ti mismo.
- Jin (Benevolencia): Mediante el entrenamiento intenso el samurái se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos. Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.
- Makoto (Honestidad): Cuando un samurái dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará. No ha de «dar su palabra.» No ha de «prometer.» El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y hacer son la misma acción.
- Chuugi (Lealtad): Para el samurái, haber hecho o dicho «algo», significa que ese «algo» le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan. Un samurái es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel.
Estos preceptos rectores aparecen plasmados en el videojuego Ghost of Tsushima, en el que nuestro protagonista, Jin Sakai (oh, la ironía del nombre), deberá elegir entre seguir este férreo código y ser aniquilado por el ejército mongol, o romper el código en aras de una posible victoria.











