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  • Bestiario IV: el Vampiro

    Podemos decir sin miedo a equivocarnos que, dentro del extensísimo bestiario de la saga de Geralt de Rivia, no existe otra criatura con más peso e influencia en el folclore popular que el Vampiro. Dentro del universo de The Witcher, Vampiro es un término utilizado para todas aquellas criaturas hematófagas, es decir, que se alimentan de sangre, que contiene la fuerza vital de sus víctimas.

    El bestiario divide a estas criaturas en dos niveles:

    • Vampiros superiores: Vampiro supremo, Alpa, Katukan, Mura, Lamia y Nosferatu.
    • Vampiros inferiores: Fleder, Ekimmara, Garkain Alfa y Garkain.

    A su vez, estos se subdividen en tres tribus:

    • Gharasham, que permanecieron en el Oeste.
    • Ammunun, que se aventuraron más allá de los mares.
    • Tdet, que fueron hacia el Este.

    Pero hemos de recurrir a los libros para poder completar la información que el universo The Witcher nos ofrece sobre los vampiros, ya que en estos, se rompen muchos de los estereotipos que se tienen de estas criaturas, siendo alguno de estos:

    • Los vampiros supremos no necesitan de sangre para sobrevivir.
    • La mordedura de un vampiro no convierte al mordido en uno de ellos.
    • No son No muertos, sino una raza más del mundo.
    • La luz solar no los destruye, ya que están adaptadas a ésta.

    Dentro del folclore del Mundo real, debemos diferenciar entre dos tipos de vampiro: el vampiro «clásico» y el vampiro moderno.

    El vampiro «clásico» se consideraba como chivo expiatorio de muchas enfermedades, sobre todo las enfermedades mentales o algunas como la Rabia. Existe, además una posible explicación racional a la creencia en su existencia. Hoy día sabemos que un cuerpo al descomponerse se retrae, lo que hace parecer que las uñas y los cabellos crecen, y que los órganos internos al descomponerse pueden hacer que el cuerpo segregue por nariz y boca el llamado «líquido de purga» que tiene un color oscuro que, en épocas pasadas, pudo ser confundido con sangre, dando a entender que el cadáver había estado bebiendo sangre de los vivos.

    Centrándonos ahora en algunas culturas en concreto, el vampiro ha sido considerado desde una deidad hasta un ser demoniaco. Ejemplos de ello son el dios maya Camazotz, señor del inframundo y representado como un murciélago antropomorfo, posible origen de la relación de éstos con los murciélagos, o las Lilim del folclore judío, hijas de Lilth, considerada por los judíos como la primera mujer de Adán antes de Eva, con un demonio tras abandonar el Jardín del Edén y, habiendo surgido la Religión Cristiana de la Judía y la influencia que ha tenido a lo largo de la Historia, no hace falta ser un sabueso para entender de dónde surgió la creencia de que los Crucifijos o el Agua Bendita afectaba a estas criaturas.

    Tras la publicación de la Obra magna de Bram Stoker, en 1897 Drácula, la concepción del vampiro pasó de un ser demoniaco o una deidad a un Don Juan de alta alcurnia con buenos modales que vive en un castillo: el Vampiro moderno. De esta gran obra, de lectura más que recomendada, se derivaron grandes obras como la película Nosferatu (1922) o sagas de videojuegos como Castlevania ( Konami 1986-2019), en las que Drácula es el enemigo a batir.

    Para ir finalizando, cabe destacar que tampoco el mundo animal ni el de la salud se libran de contar con un Vampiro, ya que actualmente existen 3 especies de murciélagos hematófagos, situados todos ellos en Latinoamérica, cuna de la civilización Maya, de ahí la existencia de un dios murciélago, mientras que en salud existe la enfermedad mental del Vampirismo o hematodipsia, una especie de parafilia asociada al sadismo que se caracteriza por la necesidad de sangre para alcanzar un estado de satisfacción.