
Fanservice. Con esta palabra de origen inglés nos referimos a todas aquellas imágenes y situaciones en las que se apela a uno de los sentimientos más antiguos y ocultos del hombre como especie: la libido. Pero, ¿es el fanservice algo malo per se? ¿No es acaso un simple recurso inocuo para mantener la atención del espectador o del jugador en un producto concreto? La respuesta no es fácil. En base, no deja de ser una forma de cosificar a un personaje en concreto o a un objeto, a priori inanimado que, dentro del universo del producto audiovisual, se considera un objeto animado.
Entramos en terreno pantanoso al hablar de cosificación, ya que hoy día, cualquier palabra fuera de lugar puede ofender a más de una persona. Cierto es que cosificar a alguien no entra dentro de la moralidad actual. Soy de la convicción de que todos debemos ser tratados de igual forma y que nadie debería ser relegado a un mero objeto. Teniendo esto presente, vamos a intentar dilucidar si el fanservice es algo malo o no.
Para ello, primero hemos de tener en cuenta que cada uno tiene una fantasía o placer oculto que, al no estar aceptado socialmente, nunca saca a la luz, a saber, el incesto, el sadomasoquismo, etc. En ello, los dibujantes de Manganime y los desarrolladores de videojuegos han visto un filón de oro para dar a conocer su obra y mantener al espectador o al jugador pegado a la pantalla. Ejemplo de ello son, entre otros, el manganime Kill la Kill (Nazuki Nakashima 2013-2015) donde Ryuko Matoi, el personaje principal, se ve obligada a luchar con un traje que, con suerte le tapa los pechos ni que decir de la zona inferior del cuerpo. Otro ejemplo serían juegos como Senran Kagura (Marvelous), en el que luchamos como muchachas jóvenes e hiperdesarrolladas y cuyo objetivo es vencer a las rivales rompiéndoles la ropa.
Pero no solo del género femenino vive el fanservice. También existen algunos ejemplos del sexo masculino. No al nivel de protagonizar un juego, si obviamos los date-sim en los que puedes elegir la ruta de buscar hombres. Tenemos, por ejemplo, los capítulos estivales de los Fire Emblem (Intelligent Systems), en los que podemos acceder a imágenes estáticas de Chrom (FE: Awakening), Roy (FE: Binding Blade) o Lon’qu (FE: Awakening) en traje de baño o ligeros de ropa.
Pero es la capacidad del ser humano de diferenciar entre la realidad y la ficción lo que hace que el fanservice no sea tan malo. Recordemos que los personajes de anime o de un videojuego no dejan de ser un ser ficticio, sin sentimientos o un mero código informático cuyo papel no excede del que le dé el guionista y/o el programador de turno. Por ello, no entiendo a aquellos que los equiparan con personas del mundo real (sí críticos contra los juegos violentos y gente que culpa de los males del mundo a los videojuegos, me refiero a vosotros). Cualquier persona con dos dedos de frente sabe diferenciar entre un personaje real de otro ficticio. Otra cosa sería hablar de la conocida como Rule 34 de Internet según la cual de toda obra audiovisual existe una versión pornográfica. Pero algunos utilizarían el mismo argumento expuesto.
Entonces, ¿es bueno o malo? Depende de la persona. En mi caso personal, creo que exagerar el fanservice y tacharlo de malo es una estupidez y de no saber distinguir realidad de ficción. Lo mismo podría decirse de la industria del porno. Es algo que está. Puedes o no consumirlo, pero hemos de tener siempre presente que, en ambos casos, estamos hablando de ficción y, por ende, de algo que, a priori, es inocuo para la sociedad, siempre y cuando el consumidor sepa diferenciar entre ficción y realidad.
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